Una novela es un espejo: todo el mundo lo dice ¿Pero que es leer una novela? Yo creo que es lanzarse a través del espejo.
Jean Paul Sartre
Así,
de manera violenta, como los asistentes
de Parnassus introducen a su público a través del espejo, Terry Gilliam nos
introduce en su película. El primer personaje es un borracho típico de los pubs
londinenses, su cara grotesca remite al mal en persona, el deber de Parnassus
es purificar su alma. Cuando está por lograrlo, dentro de su mente, aparece Mr
Nick para disputarla, una representación del diablo interpretado magistralmente
por Tom Waits. Entonces ya sabemos de que va el juego, Parnasuss y Mr Nick
representan una lucha milenaria entre el bien y el mal. Pero el film de Terry
Gilliam está lejos de tener la retórica del cine fantástico convencional,. A
medida que transcurre la película surgen otros interrogantes, Gilliam construye
un engaño, los personajes van mostrando su verdadera cara; ¿Es tan malo Mr
Nick? ¿Es tan buen el dr Parnassus? ¿Y su inocente hija?
Todas
estas cuestiones hacen que de a poco la película pierda mirada épica que
suponía del principio, Gilliam logra así salir de la eterna lucha entre el bien
y el mal, para adentrarse en los terrenos más fangosos y placenteros. En todo
caso, la lucha que se nos representan está enmarcada en una mirada actual, más
aggiornada. Mr Nick representa de algún modo el consumismo, el miedo, la
sumisión. Parnassus, por el otro lado la liberación humana de las posesiones
terrenales, religiones. En este contexto, hay guiños hacía el budismo, las
teorías hippies de la liberación de la mente. Pero ni siquiera el mismo
Parnassus se salva de la mirada aguda de Gilliam. Realmente logra liberar las
almas humanas, ¿O es solo un mero truco para quedarse con sus posesiones? Head
Ledger parece todavía arrastrar el personaje del guasón, pero igualmente logra
otra interpretación hipnótica y convincente. Jhonny Deep, Jude Law, Colin
Farrell, en su reemplazo, completan una línea de tres soberbia.
Quizá
por momentos los efectos parezcan algo añejos con la espectacularidad que se ve
hoy en día. Y los mejores momentos se vean en el mundo real, y no tanto en el
imaginario. Pero es un precio que Gilliam está dispuesto a pagar a cambio de
una obra fuera de los lugares comunes, y la corrección política que acecha en
el cine contemporáneo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario